lunes, 7 de abril de 2008

Pregón de las Glorias del 2007 de José Antonio Rodríguez

Hemos querido extraer un fragmento del Pregón de las Glorias del 2007 en el cual habla sobre la Divina Pastora de Triana y la Esperanza de Triana. LA PASTORA DE TRIANA. Hoy mi recuerdo, se encamina hacia aquella Virgen que añora el sonido de las sandalias del Padre Mijares, en aquel trascoro, donde el tiempo parece pasar de puntillas, a velocidad de niño. Me vuelvo centinela ante los ojos de la Pastora que en Santa Ana siembra su dehesa de montañas y pinares nuevos. Mentiría si te dijera que aquella última oración que te recé, antes del Pregón, no me sentí algo extraño, ajeno de lo cotidiano, cuando clavé mi mirada en su rostro. ¡Qué desconcertante luz se agita en sus ojos, que provocan que vea en ellos los de la Esperanza de Triana! ¡Qué procesión de luces negras desfilan por el borde de sus pupilas dibujando un perfil oscuro! No se, si esos ojos algún ángel los ha teñido de azabache. No lo sé. Sin son producto de una madrugada o de una tarde de septiembre. Misteriosamente, cuando la noche de luna de nissán bebe el viento de sus horas, una hilera de nazarenos cubiertos por su antifaz salen en procesión desde Santa Ana para incorporarse a los tramos que marchan de la Capilla de los Marineros. ¿Acaso es que tú, Pastora, también pones nazarenos en la calle? ¿Acaso esos penitentes, que sólo muestran sus pupilas a través de una tela, son enviados tuyos? Dime, Pastora, si esas manos de almíbar endulzadas que hoy sostienen el cayado, son las manos que una madrugada de Viernes Santo deslizaron entre sus dedos la húmeda tela de un pañuelo. Quizá parezca una osadía pero os contemplo, Esperanza y Pastora, y las dos me parecéis la misma imagen. He visto luz en tus ojos a través de una cancela. Yo sabía que eras Pastora de tu rebaño de ovejas. Sabía que en el trascoro de aquella Catedral vieja todos los jueves del año una oración te confiesan. Hoy, al mirar tus pupilas, esas que enganchan de veras. no sabías si eras, niña de pinares y dehesas o si eras la que a Santa Ana vino en marzo en parihuelas. He mirado tus pupilas, contemplándolas de cerca y he visto en ellas la Gloria y el dolor de la Cuaresma. Porque en tus ojos, Pastora, la Esperanza se refleja. Ese cristal donde ancla la historia de Galilea. que quiso llamar Triana a su embajada sureña. Los ojos con los que miras esconden una certeza. Lo pregonan los vecinos que se encierran tras las puertas, rumores del Altozano, murmullos de la Plazuela lo han escrito en un soneto y me han cedido su letra: Dime a quién pertenece esta locura que me lleva de Santa Ana (hasta) a Pureza. ¿A quien mi corazón es el que reza? ¿A la Virgen de septiembre singladura… …la que salió en abril de penitencia? ¿Qué es lo que guarda tu mirada oscura? ¿Por qué veo en tus pupilas mi atadura, que os comparo y no encuentro diferencia? Esta duda se me hace delatora, no me hagas que decante la balanza: Penitencia, para mí, es, también, gloria. Veo a las dos y establezco la alianza y al mirarte a los ojos veo, Pastora, la razón que me lleva a la Esperanza.

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