lunes, 25 de agosto de 2008

La imagen de la Divina Pastora de Cantillana

Habiendo fundado Fray Isidoro de Sevilla la Hermandad de la Divina Pastora de Cantillana sobre 1720, exhortó y guió la ejecución de una imagen que representara la advocación mariana que allí había sembrado. Para dicha empresa recurrió al seguro mecenazgo de sus familiares los Condes de Cantillana, de la familia de los Vicentelo de Leca; como en otras ocasiones se vio necesitado al solicitar la ayuda de su hermano Antonio o del Marqués de la Motilla para llevar a cabo el feliz asentamiento de la devoción pastoreña en Sevilla. El venerable capuchino debió indicar al imaginero las directrices que debía respetar en la ejecución de la talla, que no fueron otras que las señaladas en sus obras de la Pastora Coronada o la Mejor Pastora Asunta, respecto al canon establecido para la representación artística de la nueva advocación. La Pastora cantillanera se adecua a estos requisitos que quedaron zanjados y resueltos definitivamente en las Actas Capitulares de los Capuchinos de 1742 y en la obra isidoriana de la Vida del V. P. Fray Luis de Oviedo. En esta última obra indica que si alguna imagen de la Divina Pastora no siguiera este canon no se puede llamar Pastora, aunque más Pastora la voceen. Y en Cantillana como tal la vocean, puesto que encarna fielmente el deseo, casi obsesivo, de su padre fundador.

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