El Jueves Santo se reserva la Eucaristía en el Monumento, que es una
suerte de triunfo o altar distinto del altar mayor muy solemnemente
adornado con luces y flores que representa al mismo tiempo la
institución de la eucaristía y el sepulcro del Señor (de ahí que en
Italia se les denomine sepolcri). A pesar de ello, los
adornos de luto están prohibidos. Debía haber una arca eucarística o
tabernáculo, que no tendría conopeo, donde reservaba el pan y el vino
(ya el vino no se reserva y dudo de que se reservase en todas partes).
En teoría las imágenes estaban prohibidas en el mismo, salvo las de
ángeles en adoración, pero no es menos cierto que esta norma no se
cumplía si atendemos a las fotografías que más abajo ponemos. Algunas
prohibiciones establecidas nos hablan de usos que debieron existir,
como los "soldados romanos que vigilan el sepulcro" o las escenas de la
pasión. También estaban prohibido adornar el monumento con relicarios,
cálices, custodias y copones. La luz eléctrica y de aceite estaba
permitida, pero sólo fuera del altar donde estaba el arca eucarística,
donde sólo podía haber cera verdadera, que debían ser al menos doce.
Como
he dicho, ciertas prohibiciones expresamente señaladas por
decretos invitan a pensar que ciertamente hubiesen existido los usos
prohibidos, como el de sellar la puerta de la urna con sellos o
candados, así como la costumbre de dar la custodia de la urna, es
decir, entregar su llave una vez reservada la eucaristía, a algún noble
o cofrade o a la autoridad civil. A este último fue desde luego
costumbre entregársela en toda España y de hecho se sigue realizando en
algunas catedrales, si bien con una llave simbólica porque quién hace
la ley hace la trampa. La iluminación duraba todo el día y toda la
noche, lo mismo que la adoración, si bien el viernes santo normalmente
se reducía el número de velas encendidas, aunque sobre esto los autores
discrepan.
Fuente: www.liturgia.mforos.com
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