domingo, 19 de septiembre de 2010

Una procesión con aires de romería

Insólito. Como si de una segunda Madrugada se tratara con una excepción, un único paso en la calle. Impresionante sin palio, y extraña al no escucharse el sonido de sus varales y bambalinas, que muchos echaron de menos. La Virgen iba con su manto de la coronación, la saya conocida como la de volantes, y llevaba rosas blancas, nardos y violetas en la peana, como símbolo de la humildad. Realizó un recorrido inédito e histórico. Lugares en los que la Virgen llevó la esperanza que su propio nombre lleva.



A las nueve de la noche del viernes ya había devotos esperando en la puerta de la basílica para ver a la Virgen. Y a las tres de la madrugada no se cabía en los alrededores del Arco de la Macarena, y mucho menos cuando a las 03:38 comenzaron a sonar los aplausos que avisaban de que la Virgen estaba en el atrio. Le costó salir y avanzar por la calle Don Fadrique debido a la gran cantidad de personas que se congregó delante del paso para apreciar la bella estampa. No sólo las bullas dificultaban el paso de la Virgen y del cortejo sino también los coches aparcados en doble fila, que no habían sido retirados previamente. No había ni una sola valla, como denunciaron algunas de las personas que aguardaban para ver a la Macarena y que se agobiaron al ver que el cortejo casi no podía pasar por Don Fadrique, donde al final de la calle un taxi pasaba por medio de la comitiva porque el tráfico aún no había sido cortado en uno de los sentidos de la avenida.

FUENTE: http://www.diariodesevilla.es/

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