jueves, 29 de abril de 2010

La Beatificación de Madre María de la Purísima, prevista para el próximo 18 de septiembre.


El arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo,  anuncio el pasado dia 27 en rueda de prensa que la Plaza de la Maestranza será definitivamente el escenario donde se celebre la beatificación de Madre María de la Purísima, prevista para el próximo 18 de septiembre. Según las previsiones, en torno a unas 15.000 personas podrían asistir a la culminación de un proceso iniciado en 2004, tan sólo seis años después de su muerte. El teniente de hermano mayor de la Real Maestranza, Alfonso Guajardo-Fajardo, estuvo presente en el acto celebrado esta mañana.

Mons. Asenjo, que ha estado acompañado por Francisco Ortiz, vicario general de la Archidiócesis de Sevilla; y los delegados diocesanos para la Beatificación, Luis Rueda y Francisco de Paula Muriel; puntualizó que tras las gestiones realizadas por la Comisión Organizadora, la Plaza de Toros de la Real Maestranza se postuló como el lugar idóneo por capacidad, ubicación, acceso y disponibilidad.

El arzobispo hizo un recorrido por la vida de Madre María de la Purísima, destacando el trabajo, el sacrificio, la austeridad y el amor por los más pobres como aspectos significativos de su carácter. De igual forma, resumió el milagro que impulsó el proceso de beatificación de la que fuera madre general de las Hermanas de la Cruz (desde 1977 hasta 1998): la curación de la niña onubense Ana María Rodríguez Casado en 2004, cuando tenía tres años de edad, que sufrió una parada cardiorrespiratoria debido a la rotura del cable de su marcapasos, quedando en estado vegetativo (Síndrome de Stockes Adams), en una silla de ruedas y desconectada del mundo. La niña, después de que su madre le pasara por la cabeza una estampa de Madre María de la Purísima, experimentó una extraordinaria mejoría hasta el punto de que hoy día realiza una vida completamente normal. Manuel Nieto, el entonces jefe de sección de Neuropediatría del Hospital Infantil Virgen del Rocío, testificó ante el revestimiento de esta situación que fue “difícilmente explicable y no previsible”.


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