martes, 26 de octubre de 2010

Álvarez Duarte intervino el miércoles al Gran Poder para unos reajustes

El imaginero, aprovechando el cambio de túnica, quiso comprobar el estado de la restauración de urgencia llevada a cabo el pasado mes de junio cuando el Señor fue atacado en su camarín y sufrió, principalmente, el desgarro del brazo derecho y realizó unos reajustes en la articulación intervenida. “Al ser un mecanismo se trataba de ver cómo funcionaba y si estaba bien ajustado y se han hecho unos pequeños retoques”, señaló el hermano mayor, Enrique Esquivias.



El imaginero confirmó a este periódico que su intención era comprobar que todo estuviera bien: “Estoy muy orgulloso del resultado. Han pasado meses de calor muy fuerte desde que se intervino y quería ver cómo estaba. Afortunadamente, el Señor se encuentra muy bien, en perfecto estado de revista e imponente como siempre”.



Precisamente el pasado miércoles se cumplieron cinco meses desde el ataque a la imagen de Juan de Mesa por parte del funcionario de prisiones Luis Carbajo Ordóñez. Álvarez Duarte reconoce que el trabajo al que se tuvo que enfrentar fue más complicado y difícil de lo que parecía en un principio: “Lo principal fue lo del hombro, pero había más cosas, algunas muy delicadas. La agresión fue muy fuerte y hubo incluso que reintegrar la policromía de algunas zonas concretas, pero el resultado ha sido muy bueno”.



La sustitución de la espiga de madera que se rompió por una nueva también fue una tarea compleja de ejecutar para el imaginero afincado en Gines: “Alguna gente dijo que una espiga se pone en media hora, pero no era una normal, estaba articulada con un sistema complicadísimo, por eso se tardó más tiempo. Además, también hubo que actuar en otras partes del cuerpo, como la pierna izquierda por la tremenda paliza que recibió el Señor”. Además de cambiar la espiga del brazo de derecho, en la intervención se aprovechó para mejorar y reforzar el sistema de articulación de la extremidad izquierda, ambas con un sistema muy antiguo.



Los hermanos Joaquín y Raimundo Cruz Solís, e Isabel Pozas, que han intervenido al Señor en dos ocasiones anteriores, la última en el año 2006, también han estado en la basílica para contemplar al Nazareno, aprovechando su visita a Sevilla por la bendición del retablo del Cachorro. “Ellos saben perfectamente mi manera de trabajar. Son mis maestros de restauración y saben que el Señor ha estado en buenas manos y que el trabajo ha estado perfectamente realizado”, concluye Álvarez Duarte.



FUENTE: DIARIO DE SEVILLA

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